A los 81 años de edad Horst Brandstätter dejó de tener vida el pasado 3 de junio 2015; desde 1952 Brandstätter junto con su familia identificaron que el futuro del juguete era con el material de plástico y no con el metal.
La familia Playmobil no sólo ha perdido a su líder, sino que la industria juguetera ha perdido a una de sus personalidades más distinguidas.
En 1958 puso a mover las caderas con su aro hula-hoop, es una de las grande aportaciones de Brandstätter y en 1971 se une con Hans Becker para diseñar aterrizaron los primeros clicks, llamados así por el ruido que hacen las piezas al encajarse, las pequeñas figuras de plástico que con sus primeros personajes de vaqueros e indios llenando de ilusión permitiendo la creación de historias alrededor del globo a miles de niños.
La colección, que empezó con tres modelos distintos— un caballero, un obrero y un indio americano—creció rápidamente y le ganó a Horst el apodo de Herr Playmobil o “Señor Playmobil”. El principal objetivo era crear unos juguetes que podrían personalizarse y ampliarse continuamente de forma cómoda y poco costosa.
Las figuras Playmobil se personalizan y son poco costosas ya que sus partes intercambiables permiten optimizar los ratios calidad-precio y diversión-espacio disponible.
Playmobil, que en 2014 facturó casi 600 millones de euros, fabrica cada año 100 millones de muñecos, en sus plantas de Alemania, Malta, la República Checa y España.
Antes de su muerte, el padre de los clicks y de la infancia de muchas personas creó una Fundación empresarial que ahora tomará las riendas de este gigante juguetero.